Agricultura de precisión
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Argentina (Tandil): El cultivo de la papa incorpora la agricultura de precisión y da un salto productivo
La papa se abre camino en la agricultura de precisión y lo hace con un desarrollo local que ya trasciende las fronteras junto a una multinacional líder.
En 2011, Formagro, una empresa de agricultura de precisión de Tandil, comenzó a realizar ensayos de rindes por zonas productivas con un productor de papa que le entregaba su producción a la canadiense McCain. En esa primera experiencia en Tandil quedaron a la vista diferencias muy notorias en el rendimiento según las zonas de alta y baja producción: 110 toneladas por
hectáreas en la zona de alta producción, sin limitantes, y 62 toneladas por tonelada en la parte de baja producción, con tosca.
Aunque en esa oportunidad no había un convenio con la multinacional, fue el antecedente para que dos años después Formagro y McCain comenzaran a trabajar en forma conjunta según la aptitud por zonas de producción.
Hoy entre las hectáreas en la Argentina en la última campaña y las que están en curso en Canadá, Escocia, Inglaterra, Francia, Polonia, China y Nueva Zelanda la superficie global que se está manejando con la tecnología de agricultura de precisión que se desarrolló localmente es de unas 1400 hectáreas. McCain apunta a la tecnología para producción propia y de sus productores.
«Con Formagro se trabaja utilizando imágenes satelitales históricas de los campos donde se va a producir papa para poder determinar en función de las mismas la aptitud de los lotes, definiendo las zonas de manejo y la calidad de los mismos», expresó Daniel Caldiz, director global de investigaciones en agronomía de McCain.
La empresa, que procesa cerca de 400.000 toneladas de materia prima en la Argentina y más de cinco millones de toneladas en todo el mundo, tiene un área global de agronomía y uno de sus líderes es Caldiz, con base en el país.
En la Argentina, el puntapié con la tecnología se dio con el productor Hernando López, de Tandil, líder entre quienes proveen de materia prima a la compañía. Ya en una primera experiencia, franjas que se fertilizaron con fosfato diamónico con 400, 600 y 800 kilos por hectárea, las diferencias entre las zonas de alta y baja producción fueron de hasta 14 toneladas por hectárea en el rendimiento.
Para Sergio Heer, director de Formagro, la definición de los lotes a trabajar con papa es clave, en especial si se pueden observar los antecesores.
«Primero hacemos una colecta de imágenes satelitales históricas, aproximadamente entre 10 a 15 años anteriores, donde determinamos los cultivos de invierno y verano, medimos el riesgo hídrico y realizamos la altimetría satelital para a posteriori hacer el análisis de NDVI (Índice Verde) y obtener las zonas de productividad del lote, alta-media y baja producción a los efectos de poder entender cuál es la razón de la variabilidad», contó.
Con las zonas de producción ya determinadas, se realiza un muestreo de suelos dirigido con el uso del GPS. Y se toman muestras de las diferentes áreas de producción para poder entender las diferencias entre cada zona.
El director global de investigaciones en agronomía de McCain no tiene dudas que así mejoran la selección de los campos.
«El primer gran logro es mejorar el proceso de selección de campos a arrendar a través del análisis del NDVI histórico. El segundo es poder trabajar las zonas productivas en forma diferencial habiendo identificado en cada caso cuál es la limitante, por ejemplo, compactación de suelo, disponibilidad de nutrientes, etcétera. Si del estudio surgen otras variables, el manejo depende del plazo sobre el cual se va a trabajar en ese campo, conforme sea alquilado o de propiedad del productor», señaló Caldiz.
La inclinación de los productores por la tecnología de agricultura de precisión pasa por buscar el ahorro en insumos y optimizar el uso de recursos.
Luego de las experiencias para la definición de las zonas de manejo ya se está considerando el manejo por ambientes de fertilización variable y densidad de plantación.
«La aplicación variable de fertilizante también trae aparejada o bien ahorro de costos por el uso racional del insumo o mayores rendimientos, por la reasignación del producto de manera más eficiente por zonas productivas. Por ejemplo, con el productor Hernando López se pudo visualizar que las zonas de baja productividad respondieron con similar rendimiento en toneladas por hectárea con 400 kg/ha de fertilizante que con 800 kg/ha, mientras que la zona de alta producción su rendimiento fue notablemente mayor con mayores dosis de fertilizante», afirmó Florencia Mauhourat, de la empresa local.
El productor que quiere trabajar con tecnología variable debe equipar sus implementos para no sólo variar la fertilización sino la cantidad de semillas. Según Martín Salinas, técnico de Asistec, que asiste a productores en agricultura de precisión, con el equipamiento se puede apuntar a la eficiencia desde la preparación del suelo a la cosecha.
«Con los sistemas de conducción automática para los tractores y los implementos no sólo se logra que el tractor vaya lo más derecho posible y se aproveche al máximo el ancho de labor, sino que también se logra que el implemento siga su misma línea. Por ejemplo, en sembradoras de papa existe un sistema activo para las que poseen dirección hidráulica y un sistema pasivo para aquellas que no lo poseen. En labores de preparación de suelo, el ahorro de tiempo y combustible es realmente significativo», graficó.
Otro producto son los sistemas de dosificación controlada, tanto en semilla como en fertilizantes y agroquímicos. «Con esta herramienta se pueden materializar todas las acciones que resulten del análisis de diferentes zonas productivas y su tratamiento diferencial. Inclusive, se pueden aplicar también estos dispositivos para el riego para sistematizar y automatizar la dosis, regar diferenciado y fertiirrigar con programas que nos permiten también archivar la información», precisó Salinas.
En cosecha, en el país no está generalizado el uso de la cosechadora de papa con monitor de rendimiento, lo que permitiría hacer cruzamientos de datos más rápido. En Canadá hay productores que ya usan el monitor de rinde con excelentes resultados.
En McCain prevén que más productores se sumarán a la agricultura de precisión. Por lo pronto, con Formagro ahora también van a usar sensores para diferenciar índice verde para determinar nivel de nitrógeno en la planta y vuelos no tripulados para hacer correlaciones con las imágenes satelitales y los rendimientos.
EL PASO A PASO DEL MANEJO
Evaluación de lotes
Como en otros cultivos, para el caso de la papa también es clave definir el ambiente de producción según su aptitud, Para ello no sólo se evalúan limitantes, sino también se realiza un análisis de los cultivos antecesores
Imágenes que ayudan
Entre las actividades se realiza una colección de imágenes satelitales históricas de entre 10 a 15 años. Eso sirve para obtener luego zonas de productividad del lote, alta-media y baja producción
Muestreos dirigidos
Determinadas las zonas de producción para el cultivo se procede a realizar un muestreo de suelo dirigido con GPS. Se toman muestras de diversas áreas para entender las diferencias
Aplicación variable
Con la tecnología disponible en la actualidad se puede hacer, además de un manejo por la aptitud de las zonas, aplicación variable de fertilización y dosificación en la cantidad de semillas
Los problemas de la variabilidad en el lote
En Formagro y la canadiense McCain identificaron algunos problemas que enfrentaron apenas comenzaron a trabajar con la tecnología de manejo para agricultura de precisión.
«Uno de los problemas fue saber qué variables de sitio estaban asociadas con el rendimiento en el caso de la papa. En este caso, las dos con mayor incidencia o correlación con el rendimiento resultaron ser los niveles de materia orgánica y de fósforo en el suelo», expresó Daniel Caldiz, director global de investigaciones en agronomía de la multinacional McCain.
Para Sergio Heer, director de Formagro, otro de los problemas es que no todas las máquinas están preparadas para realizar tratamientos variables.
«No todas las máquinas que existen en el mercado están preparadas para tratamientos variables y en esto hay que trabajar con el productor y las compañías dedicadas a la venta de esta tecnología. Tampoco está generalizado el uso en la Argentina de los monitores de rinde en papa, que nos permiten medir de manera más exacta lo obtenido por cada una de las zonas productivas», explicó el especialista.
Los monitores de rendimiento para papa, como se emplean por ejemplo para la producción en Canadá, ayudan a hacer análisis geoestadísticos entre las zonas de producción y la cosecha y tener así confiabilidad en la metodología utilizada para determinar las zonas de producción en el lote.
EL PESO DE LAS IMÁGENES
Como se mencionó, entre los primeros pasos para la definición de los lotes a trabajar se encuentra una recolección de imágenes satelitales históricas.
En Formagro emplean imágenes de los satélites Landsat 5, 7 y 8. Esas imágenes están previamente corregidas en su reflectancia aparente y a su vez corregidas atmosféricamente.
«Esto nos permite trabajar con datos confiables y comparables entre sí en un tamaño de pixel de 15 metros, cuando la resolución espacial de la imagen original es de 30 metros», explicó Martina Álvarez, técnica de Formagro.
En esta última empresa observan que entre los mismos productores de papa es creciente el interés por la adopción de la tecnología de agricultura de precisión.
«Se están sumando más productores a ensayos y con más expectativas con respecto al uso de su parque de maquinaria en técnicas de aplicación variable», señaló el director de la empresa argentina.
«Siempre existen los adoptadores tempranos de tecnología. Esto motiva a otros productores que quieren comenzar a utilizar este tipo de tecnología de cara a la nueva campaña, algunos buscando el ahorro y otros la optimización en el uso de los recursos o ambas», agregó, por su parte, el jefe de investigación global en agronomía de McCain.
Para los especialistas de Formagro, el objetivo es dedicar más tiempo y recursos al estudio del comportamiento de la variabilidad en papa como se hace con otros cultivos, desde la soja hasta la cebada.