Noticias, El genoma de la papa
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Un grupo internacional de científicos de 14 países, que incluye a investigadores del INTA Balcarce, analizó y ordenó la secuencia del genoma de ese cultivo, descifrado en 2009.
Los casi 40.000 genes que conforman el genoma de la papa fueron ordenados para interpretar su funcionamiento. El logro corresponde a un grupo internacional de científicos de 14 países, en el cual participan investigadores del INTA Balcarce –Buenos Aires– en representación de la Argentina.
Sergio Feingold, director del Laboratorio de Agrobiotecnología de esa unidad del INTA, consideró al descubrimiento como “un logro mayúsculo y de alta calidad” que complementa la investigación que en 2009 consiguió la decodificación de la secuencia del genoma del cultivo.
“Mediante la bioinformática –computación y biología–, individualizamos e identificamos el 90% de los genes predichos de la papa en un mapa y organizamos la información por cromosomas. Es decir, conocemos casi de punta a punta la secuencia. Un logro –agregó Feingold– que es de dominio público y está disponible para futuras investigaciones de mejoramiento genético”.
A partir de este hallazgo, los especialistas podrán interpretar el funcionamiento de la papa, un valioso miembro de la familia de las solanáceas e identificar genes fundamentales que puedan perfeccionar el rendimiento y la sanidad, así como los aspectos nutricionales e industriales de la producción.
Este descubrimiento podría revolucionar tanto los programas de mejoramiento genético como la manera de explorar la diversidad del germoplasma.
Cada uno de los 39.031 genes de la papa controla diferentes aspectos del crecimiento y desarrollo, estableciendo el comportamiento frente al ataque de insectos o enfermedades, condiciones ambientales adversas y determinando la producción de azúcares, almidón y otro tipo de compuestos en los tubérculos y las hojas. Pequeñas variaciones en la secuencia de estos genes determina que las variedades de papa sean diferentes; esos cambios conforman la diversidad genética.
La papa es el tercer cultivo en importancia alimentaria mundial y su centro de origen es Sudamérica. “La riqueza genética que tenemos en nuestras propias variedades genéticas es muy grande”, explicó Feingold.
En esta línea, los investigadores del INTA Balcarce cotejarán aquellos genes cuyos caracteres fenotípicos sean considerados de importancia con los correspondientes a genotipos existentes en el Banco de Germoplasma para establecer una valoración de las variantes genéticas. Esto permitirá “valorizar los recursos genéticos propios y, en consecuencia, la producción de papas nativas de las economías regionales”.
El genoma de la papa es el primero develado de la subclase Asteridae, que comprende unas 80.000 especies que corresponden a más del 25% de todas las plantas del planeta. “Se detectaron 2.642 genes exclusivos de esta rama vegetal”, detalló Feingold.
Un logro en conjunto
El consorcio de secuenciamiento del genoma de la papa (PGSC) comenzó a trabajar en el proyecto en 2006 y está conformado por 29 laboratorios de 14 países, entre los que incluye a investigadores del INTA Balcarce.
El PGSC comenzó como una iniciativa del Departamento de Mejoramiento de la Universidad de Wageningen en Holanda, conformando un consorcio global de grupos de investigación.
La Argentina conforma –junto con Perú, Brasil y Chile– un subgrupo que tiene como objetivo adicional aprovechar este proyecto para el fortalecimiento de las capacidades en genómica y bioinformática en la región. Para ello, cuenta con el apoyo institucional del INTA y con fondos regionales provenientes del Programa Cooperativo para el Desarrollo Tecnológico Agroalimentario y Agroindustrial del Cono Sur (Procisur) y de la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MINCyT) mediante programas de modernización de equipamiento y de colaboración internacional.